Derecho a la Protesta

Desde que el ser humano sale del vientre de la madre, nace protestando. Nuestro primer grito se debe a la acción violenta de la naturaleza por cambiarnos de un sitio placentero, tibio y cómodo a un mundo desconocido, frío e incierto.

Durante los primeros años de vida la protesta humana se refleja en las pataletas, con las que el infante está reflejando su frustración al no poder lograr sus objetivos; en la adolescencia se le denomina rebeldía, y se da por la búsqueda de los jóvenes de su propia identidad e independencia, confrontando las reglas, procesos que obedecen, según estudios científicos, a la fisiología cerebral entre los 12 y 17 años.

Y según indican algunos artículos de especialistas, el comportamiento en la adultez es el reflejo del manejo que en su momento los padres le dieron a las pataletas y a la rebeldía juvenil, logrando que en algunos todavía se conserven los hábitos violentos de protestas, y otros, en cambio, busquen caminos pacíficos para la solución de las controversias.

El país en este último trimestre ha visto como diferentes protestas sociales reventaron, mediante las cuales, los manifestantes reclamaban derechos adquiridos, con base en el marco legal o por la acumulación de acuerdos incumplidos por parte del Estado.

El derecho a la protesta es legítimo y está respaldado por la Constitución y las Leyes, pero, el gran interrogante que nos debemos hacer es referente a los medios empleados en el ejercicio de la protesta y hasta qué punto la participación en la misma es voluntaria.
Porque de igual forma, aquel, que a través de las arengas, mítines o mingas busca reivindicación de lo que considera va en contra de sus pretensiones y reclama para sí o para la masa crítica de manifestantes su libre derecho a ejercerlo, de igual forma debe respetar el libre albedrío de aquellos que no consideran las vías de hecho como mecanismos de negociación de no participar en la reyerta.

Es repudiable la manera como algunas turbas dentro de su espíritu de protesta acaban hasta "con el nido de la perra", ocasionando detrimento a las finanzas públicas que a lo mejor dentro de una negociación pacífica hubiesen sido integrados a la base de negociaciones.

Desde el otro punto de vista, ¿por qué se recurre a la protesta? Muchas veces, sus reclamaciones por las vías de la negociación no son atendidas directamente por la contraparte o porque durante el proceso de negociación directa no se llegó a acuerdos en los temas declarados como "inamovibles" por las partes.

Es importante que el país comprenda que por protestar no se es delincuente, salvo en aquellos casos en que se emplean los métodos vandálicos que al contrario, genera más repudio en la comunidad que la consecución de adeptos.

autor: Lazaro Tobón Uribe

2 comentarios:

GARGAMEL dijo...

Estoy de acuerdo con la libertad de protestar, por que a la final es la única manera de hacerse escuchar.
Pero no comparto ni apoyo las protestas que se hagan por medios violentos (específicamente armados, mas bien voy con la protesta desde lo aristino, lo intelectual y pacifista, pero sin dejar a un lado la acción directa.

strongberry dijo...

me gusta mucho que pienses así.. yo estoy de acuerdo con vos..
todo es valido excepto cuando es por un medio violento o transgreda la libertad de las otras personas!!!