Hambre en el mundo, la bolsa o la vida

Durante los últimos años, el aumento de tierras destinadas a la agricultura (en buena parte a costa de deforestación) ha generado un record detrás de otro en la producción mundial de cereales, creciendo mucho mas que la demanda de alimentos. Sin embargo, el año 2011 inicia con más de 1 mil millones de personas padeciendo de hambre en el globo. Otra cifra que año tras año va en aumento.
¿Como explicar que se producen más alimentos pero aumenta el número de hambrientos? Fácilmente, con una sola palabra. Especulación. Ya sea especulación financiera, o por el uso de los granos para forrajes o producción de agrocombustibles.
Detrás de los recientes levantamientos de Egipto y Túnez, y de muchos otros ocurridos en los últimos años, se encuentra como una de las principales causas, la creciente crisis global de los alimentos. Cerca del 40% de los egipcios se encuentra en el umbral de la pobreza, mientras que la inflación de los precios de los alimentos en ese país promedia un 17% anual.
Se calcula que en los países más pobres entre el 60% y el 80% de los ingresos de la gente se destinan a la alimentación, en comparación con sólo entre el 10% y 20% en los países mas ricos.
La triste historia de la tiranía alimentaria ejercida por la especulación es bastante reciente. En 1991, cuando nadie prestaba mucha atención, Goldman Sachs decidió que la producción agropecuaria podría convertirse en una excelente inversión.
Desde entonces, la comida que nos llevamos a la boca cada día, debe pasar primero a rendir su tributo al más tirano de los monarcas que ha tenido la humanidad en toda su historia, el Mercado.
Antes de eso los alimentos se consideraban una mala inversión especulativa, porque son perecederos y no se podían almacenar hasta que las condiciones del mercado fueran adecuadas para la reventa. Pero eso cambió con el desarrollo del ETF (fondos negociables en la bolsa) y otras innovaciones financieras.
Las trasnacionales de los agronegocios y los mismos bancos, fondos de inversión y especulación financiera que provocaron la crisis de las hipotecas, están detrás de esta inflación de precios en los alimentos.
Mientras más de mil millones de personas mueren de hambre, los bancos ganan fortunas apostando al precio a futuro de los alimentos, provocando su alza y cometiendo un genocidio de proporciones inimaginables.
La especulación en productos alimenticios saltó de 13.000 millones de dólares en 2003, a 260.000 millones en 2008. Los precios mundiales de los alimentos, consecuentemente, comenzaron a subir en similar proporción.
En 2007 el precio del trigo había subido un 80%, el maíz un 90% y el arroz el 320%. Como consecuencia, estallaron disturbios alimentarios en más de 30 países, y 200 millones de personas más, ingresaron en esa estadística que avergüenza a la humanidad, la de quienes sufren desnutrición y hambre.
Hoy la cantidad de hombres, mujeres y niños que padecen hambre en el mundo, no depende de las buenas o malas cosechas; no depende de lluvias, inundaciones o sequías. Son las maniobras especulativas financieras las que mantienen contra las cuerdas a la seguridad alimentaria global.
El campo debe volver a manos de los campesinos y campesinas. Son ellos y ellas quienes pueden alimentar al mundo, recuperar la biodiversidad perdida por los monocultivos, reducir los niveles de contaminación de las aguas, mantener nutridos los suelos, entre tantos otros beneficios para la humanidad y el planeta.


Ricardo Natalichio
Director de EcoPortal.net
rdnatali@ecoportal.net
www.ecoportal.net

Chevron-Texaco. ¿El crimen paga o no paga?

Luego de mas de 17 años, la justicia de Ecuador ha fallado contra la petrolera estadounidense Chevron-Texaco. La sentencia emitida por el juez Nicolás Zambrano de la Corte de Justicia de Nueva Loja, establece que la empresa es culpable de contaminar un área selvática de la Amazonia, como vienen denunciando desde 1993 pobladores y dirigentes indígenas y mestizos.
Durante la época en que operó Texaco en Ecuador, desde el año 1964 hasta 1992, decidió que para maximizar sus ganancias, no utilizarían las técnicas ambientales estándares. En vez de reinyectar al subsuelo las aguas de formación, desechó miles de millones de galones de químicos tóxicos y carcinogénicos a la superficie.
Para tomar dimensiones, se calcula que el daño ambiental que dejó, causado por mas de 26 años de contaminación, es el más grande de la historia petrolera. Se lo llama “el Chernobyl de la Amazonía”. El daño es 10 veces mayor que el del Golfo de México causado por BP y el vertido es 30 veces mayor al del famoso buque tanque Exxon Valdez en las costas de Alaska.
El Juez dictaminó que la multinacional debe pagar 8 mil millones de dólares por los daños causados, mas el 10% que impone la Ley de Gestión Ambiental. Además la transnacional norteamericana debe pedir disculpas públicas a las víctimas de la Amazonía ecuatoriana por el crimen cometido. Si Chevron se niega, deberá pagar el 100% más del monto económico establecido; es decir, que la cifra económica puede ascender a más de 16 mil millones de dólares.
Por supuesto que la compañía petrolera anunció de inmediato que apelará la decisión judicial, definiéndola como “ilegítima e inaplicable”.
Desde el inicio del juicio, Chevron Texaco ha utilizado todo tipo de recursos legales y de los otros e invertido muchos millones de dólares para intentar librarse del caso. Ha contratado científicos mercenarios, montado denuncias contra los demandantes, persecuciones y hasta ha apelado a tribunales internacionales como Corte de La Haya.
El hecho es que detrás de este juicio hay mucho en juego, mucho mas de lo que podemos imaginar. Si finalmente la empresa pagara el dinero dictaminado por el juez en la sentencia, se abriría una gigantesca puerta para todo tipo de demandas, no solo en Ecuador o Latinoamérica, sino en todo el planeta contra las degradaciones ambientales de todo tipo generadas por empresas tanto petroleras, como de otros rubros. Mineras, agrícolas, energéticas y muchas otras podrían ser sentenciadas por actitudes similares.
¿Chevron Texaco pagará por los daños producidos?.

Ricardo Natalichio
Director de EcoPortal.net
rdnatali@ecoportal.net
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Japón suspende la caza de ballenas ante la presión de activistas


Tokio.Japón ha decidido suspender la temporada anual de caza de ballenas en el océano Antártico, después de que un grupo ecologista persiguiera con una lancha a la embarcación nodriza de la flota.Tatsuya Nakaoku, de la Agencia de Pesca, ha justificado que "la seguridad es una prioridad".

Japón lleva a cabo anualmente, entre los meses de diciembre y marzo, una campaña de caza de cetáceos en la Antártida con supuestos fines científicos que, según los grupos ecologistas, esconde motivos puramente comerciales.

"La flota ha suspendido la caza científica por ahora. Actualmente estamos pensando qué hacer en el futuro", ha añadido. Las autoridades no descartan ordenar a la flota que vuelva a los puertos japoneses, si bien Nakaoku ha asegurado que Tokio no va a renunciar fácilmente a la caza de ballenas.

La flota, compuesta por 180 empleados repartidos en cuatro embarcaciones, quería conseguir 850 rorcuales aliblancos hasta marzo, cuando termina la temporada. En el mismo periodo del año pasado se dio caza a 506 de estos ejemplares, pese a que el objetivo también estaba fijado en 850.

Hace unos meses Australia denunció a Japón ante la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, para detener sus actividades en el océano Antártico, pero no se espera que el organismo internacional tome una decisión antes de 2013.

Un activista de la Sociedad de Conservación y Protección del Mar, responsable de la campaña, fue condenado a dos años de prisión en julio por abordar un barco utilizado para la caza. El año pasado, una de las embarcaciones del grupo se hundió tras colisionar con otra nave.

El Gobierno japonés se sirve de la caza con fines científicos para evadir la moratoria impuesta en 1986 y argumenta que tiene derecho a estudiar el impacto de las ballenas en su industria pesquera. Japón es uno de los tres países del mundo que mantienen esta actividad, de gran valor en su cultura.

Tomado de http://www.animanaturalis.org/n/11503